lunes, 9 de agosto de 2010

Fieltro: Tamara Burlando desde Australia

Después de varios meses de espera, me llega por fin el material de mi amiga Tamara Burlando, Artista Visual multidisciplinaria y maravillosa fieltrista. La perdono ya que en el interin se fue a vivir a Australia, nació su primer hijo Miro hace muy poquito y además trabaja como loca, en fin se justifca que esté un poco demorada ¿no ?
Querida Tamara no voy a escribir mucho sobre tu obra ya que el artículo que has publicado en la revista Felt magazine está muy bien narrada tu experincia en la Comunidad Papunya.
Gracias por mandarme el material y permitir que lo compartamos todos en el blog.
En breve subiré el texto en inglés

"Mi experiencia en el desierto Australiano ha sido muy grata, muy satisfactoria.
Desde la primera vez que vine a ésta región me sentí muy cómoda, bienvenida, privilegiada.
Llegar a Mutitjulu (una comunidad Indígena, que se encuentra justo enfrente del monolitico y sagrado lugar, Uluru) , sin mayores expectativas y descubrir el mundo que allí habitaba, cambió mi percepción de lo que es posible.
Mi primer contacto fue de alguna manera indirecto. No vine a esta región a trabajar o hacer un proyecto; vine a visitar a mi novio, y a conocer donde él estaba viviendo y trabajando.
Como yo venía desde Argentina, programé un viaje de 6 semanas.
A la tercer semana, ya estaba pensando que podía dar yo a esa comunidad. Como hacía unos años había comenzado a trabajar con fieltro, y al ver la facilidad y destreza creativa que las mujeres de la región poseían, no dudé en intentar armar un workshop de FIELTRO.
Hice mis averiguaciones, y en ésta comunidad en particular, nunca habían tenido la posibilidad de trabajar en el ámbito textil. (No es propio de ellos, ya que ésta cultura nómade del desierto Australiano (Pitjantjatjara), antiguamente andaban completamente desnudos. Sólo utilizaban un cinturón hecho de pelo humano, que los asistía en llevar utensilios varios).
La escultura en madera, la pintura y la cestería, es lo que ellos habían desarrollado hasta el momento.
Pronto y fácilmente, organizamos (junto con Maruku, el Centro de Arte local, y el proveedor de servicios para la juventud) un workshop de 1 semana abierto para todos; niños y adultos.
Tuve suerte porque cuando todo estaba listo (los materiales habían llegado, el lugar donde se dictaría el curso, había sido aprobado, etc.), coincidió que un gran evento regional sucedería pronto cerca a ésta comunidad; mujeres y niños de otras comunidades comenzaron a llegar. Esto incrementó la cantidad de participantes al taller.
La prueba piloto fue todo un éxito, las mujeres y niños quedaron encantados con el nuevo material y sus posibilidades. Todos querían seguir, querían que me quedase allí para enseñarles más.
El centro de arte quedó muy impresionado con las 33 piezas de fieltro que se gestaron en tan poco tiempo. Los colores y los diseños eran geniales! La gerente de marketing enseguida le vio el potencial comercial, y dijo que no sería difícil vender el producto. El director del centro me propuso aplicar en conjunto a una beca, para repetir la experiencia, pero en un período de 10 semanas.
Muchas de las mujeres de la comunidad firmaron la aplicación encantadas de apoyar el proyecto, y gente del sector textil de la zona, que ni siquiera conocía, se mostró interesada en el proyecto y no dudó en avalarme.
Yo, como vengo de un país donde no suceden éstas cosas muy a menudo, a pesar de tanta buena onda, no pensé que sucedería.
A los 6 meses estaba volviendo a Mutitjulu para dictar 10 semanas intensivas de fieltro, y ver que dirección tomaba éste proyecto.
La experiencia fue aún mejor, más enriquecedora, de un crecimiento único, para mí y todos los que trabajamos en ella.
Fue un placer compartir el día a día con éstas mujeres tan de la tierra, con sus creencias y sus historias. Lo más bonito era ver como ellas gozaban de trabajar todas juntas. Las horas de taller se tornaron en un espacio social donde compartir lo cotidiano. Cuando entendí eso, el taller cobró otra dimensión y en vez de producir obras personales, nos enfocamos en obras grupales. El resultado fue inmejorable.
En 10 semanas el taller produjo desde canastas, animales esculturales, bolsos, sombreros, y 2 alfombras de 2 x 3 metros; que fueron el cierre y el deleite de todos.
La nueva obra fue muy bien acogida por el turismo, y los animales y alfombras fueron expuestas en una reconocida galería de arte en Yulara, justo antes de que yo me marchara. Así que incluso pude disfrutar de estar presente, y acompañar a las mujeres artistas a presentar su obra.
El workshop tuvo muy buena repercusión y recibí llamados inesperados de otras organizaciones para armar workshops en otras comunidades. Uno de los que pude concretar (debido a que en ese entonces no vivía en Australia), fue el Festival que organiza NPY women-council en Ernabella cada año. Se llama Tjilpi Pampa y está enfocado en brindar actividades para los las ancianos de ciertas comunidades. Tuve el privilegio de poder asistir y de ser invitada al año siguiente. Las 2 veces el workshop salió maravilloso y las piezas resultantes tuvieron una impronta local diferente a las de Mutitjulu. Lo fascinante de estos workshops en particular, es que se montan en un campamento que dura unos 3 días. Las facilidades son acotadas, y muchas veces hay que improvisar con lo que se tiene a mano. La segunda vez, ante la necesidad de más mesas debido a la cantidad de participantes, debimos emplear tachos de basura acostados, para ampliar nuestra capacidad. A pesar del clima que no nos acompañó, logramos tener 2 días de trabajo extensos y satisfactorios. Volver a ver algunos de los participantes del año anterior fue aún más regocijante.
La verdad, tanto en Mutitjulu como en Ernabella, fue tan fácil y tan interesante trabajar con todas estas mujeres y niños, porque poseen una facilidad nata para combinar los colores y crear sus propios diseños. (Todos los diseños están basados en su Tjukurpa, en el dream-time, su propia historia, sus creencias ancestrales).
Compartir con ellos todo ese conocimiento que viene siendo transmitido de generación en generación en forma verbal, y recientemente a través del arte, no tiene forma posible de ser explicado o agradecido.
Yo me siento muy privilegiada por ello.
Gracias a éstas primeras experiencias hoy en día vivo en Papunya (otra comunidad Indígena de ésta región), donde vivimos con mi marido hace ya 1 año, y donde estamos esperando nuestro primer hijo. Donde cada día nos seguimos sintiendo bendecidos como el primer día de haber pisado ésta tierra roja. "



Tamara Burlando, Marzo 2010.
(Este proyecto contó con el apoyo de Arts NT, Australia & Maruku Arts)


Tamara con dos Artesanas de la comunidad Ernabella


Artistas en acción

Tamara en acción!!!

¿habrá dudas sobre el resultado ? La veo muy concentrada!!!


Uauuuu esto es lo que yo quiero hacer con mis alumnas un día ¿ quién se prende ?

Fieltro agujado


Work in progress

Para los más chicos también hay diversión


Querida Tamara te mando un abrazo muy grande desde Argentina y te agradezco todos los mails con info que tan cariñosamente siempre me estás mandando. No estás lejos y siempre viene bien tener una corresponsal que nos mande info de lugares tan bellos, en este caso un país maravilloso como Australia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que buena nota y que maravillosa experiencia Julia! Yo me prendo en hacer algo así!
Pato Freideles

Anónimo dijo...

Julia! Qué belleza! Yo también me prendo para hacer megatrabajos en fieltro!
Después te mando unas fotos de las cosas que estoy haciendo!
Un abrazo enorme!
Lucía Módena